Nos encontramos en un punto crucial de este nuevo milenio histórico, en el que no podemos seguir postergando el futuro de esperanza y la paz mundial. Muchos de los problemas del mundo se han repetido a lo largo de la historia, convirtiéndose en un ciclo vicioso. La humanidad ha anhelado un mundo pacífico, pero no ha logrado alcanzarlo, y aún hoy seguimos esperando ese tiempo victorioso.

 

La manera de lograr un mundo pacífico, donde no existan más guerras ni conflictos, es convertirnos en una familia de la humanidad con nuestros Padres Celestiales y siguiendo las enseñanzas de los Padres Verdaderos. Todas las naciones deben unirse como verdaderos hermanos y hermanas ante los Padres Celestiales, para que podamos llegar a ser el Reino de los Cielos en la Tierra que deseamos y que los Padres Celestiales quieren que seamos.

 

No debemos ser una nación que no puede ver la luz, como dice el refrán: “Está oscuro bajo la lámpara”. Esta nación ha sido bendecida por el Cielo. Incluso nuestro himno nacional proclama: “Dios bendiga a Corea, viva nuestra patria”. Hemos visto en el pasado la historia de la nación de Israel, que no pudo recibir a Jesús. Entonces, ¿cuál es el camino que una nación debe seguir en la era de la conclusión de la providencia?

 

La reunificación de Corea del Norte y del Sur es buena, pero lo que esta nación debe hacer primero es recibir a los Padres Verdaderos. Deben vivir una vida en unidad con las palabras de los Padres Verdaderos, manifestando a los Padres Verdaderos ante la providencia celestial.

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Oro y bendigo para que esta sea la única manera en que la humanidad pueda existir junto a los eternos Padres Verdaderos, y para que logremos un mundo pacífico como una sola familia humana con los eternos Padres Verdaderos.